El calentamiento global y los efectos del cambio climático se han vuelto imposibles de ignorar. Los fenómenos meteorológicos extremos, la pérdida de biodiversidad o el aumento de las temperaturas medias anuales son algunas de las consecuencias más evidentes de una realidad que nos obliga a actuar cuanto antes. Buena parte de este problema tiene su origen en la emisión de gases contaminantes derivados de actividades humanas como la industria, la quema de combustibles fósiles (carbón, gas o petróleo) y, por supuesto, los transportes por tierra, mar y aire.
Durante años, el coche de combustión ha sido uno de los medios de transporte más contaminantes. Su uso diario no solo ha afectado a la calidad del aire en las ciudades, sino que ha contribuido de forma directa al aumento del CO2 en la atmósfera. Este gas de efecto invernadero actúa como una especie de manto que impide que el calor de la radiación solar escape al espacio, lo que ha contribuido a acelerar el calentamiento global.
Por eso, en la actualidad, los gobiernos están impulsando políticas para promover la movilidad eléctrica sostenible. Entre ellas, destacan las ayudas a la compra de vehículos eléctricos y los incentivos para instalar puntos de recarga tanto en viviendas como en empresas. En este artículo te explicamos con detalle las deducciones fiscales que puedes obtener si decides instalar cargadores para coches eléctricos en tu empresa.
¿Qué es un cargador eléctrico para empresas?
Un cargador eléctrico para empresas es un punto de recarga especialmente diseñado para ser instalado en el entorno laboral, ya sea en las propias instalaciones de la empresa, en sus aparcamientos o en zonas comunes accesibles para empleados y visitantes. Su objetivo es permitir la recarga de vehículos eléctricos o híbridos enchufables de una forma práctica, segura y eficiente.
Estos cargadores pueden ser utilizados por los trabajadores durante su jornada laboral, lo que les permite ahorrar tiempo y facilitar la transición hacia la movilidad eléctrica. También son una ventaja para proveedores, inversores o los propios clientes que acuden a la empresa, ya que podrán recargar su coche mientras realizan sus gestiones, compras o reuniones. En definitiva, se trata de una infraestructura que ayuda a mejorar la experiencia de todos los que interactúan con la empresa.
Pero hay algo más. La instalación de un punto de recarga también puede ser una declaración de intenciones. En un contexto donde el compromiso con la salvaguarda del medioambiente se suele valorar cada vez más, incorporar este tipo de soluciones permite mejorar la imagen de marca, atraer y retener talento, y posicionarse como una empresa moderna, responsable y alineada con los valores de sostenibilidad que demanda la sociedad actual.
Por este motivo, queremos destacar que empresas especializadas, como Cargacar.com, ofrecen soluciones integrales para realizar este tipo de instalaciones, adaptadas a las necesidades de cada negocio, tanto en espacios privados como en entornos compartidos o abiertos al público.
Deducciones fiscales por instalar cargadores eléctricos en empresas
El impulso a la movilidad sostenible se traduce no solo en recomendaciones o campañas de concienciación sobre el cuidado del medioambiente, sino también en ventajas fiscales concretas para las empresas que apuestan por ella. Entre estas, destacan las deducciones fiscales aplicables en el ámbito del Impuesto de Sociedades. Esto significa que una empresa que decida instalar puntos de recarga puede beneficiarse de una reducción directa en su carga fiscal anual, siempre y cuando ésta cumpla con los requisitos mínimos establecidos.
Deducciones fiscales en la mejora de la eficiencia energética
En términos generales, estas deducciones se encuadran en las inversiones destinadas a la mejora de la eficiencia energética o a la reducción del impacto ambiental. Según establece la propia Ley del Impuesto de Sociedades, un cargador para coche eléctrico puede considerarse un bien del activo fijo que contribuye a mejorar el rendimiento energético de la organización, lo cual habilita a la empresa para aplicar la deducción fiscal correspondiente. A esto se pueden sumar, además, las deducciones previstas en determinadas comunidades autónomas, que cuentan con incentivos específicos para fomentar este tipo de inversiones sostenibles.
El porcentaje de deducción es variable en nuestro país
El porcentaje de deducción no es uniforme y depende de varios factores, como el tipo de empresa, la comunidad autónoma en la que esté ubicada, el tipo de instalación y el uso previsto del cargador. Aun así, los porcentajes pueden variar hasta cubrir, en líneas generales, entre un 10% y un 40% del coste total de la instalación. Este coste incluye tanto los equipos de recarga como los materiales, la instalación técnica, la legalización del punto de carga y las obras necesarias para su correcta integración en el espacio disponible.
Siempre de acuerdo con la legalidad vigente
Eso sí, para que estas deducciones sean aplicables, es necesario que todo se realice conforme a la legalidad. Esto implica contar con una instalación certificada, realizar el trabajo con personal cualificado y disponer de toda la documentación técnica y administrativa exigida por la normativa vigente. La base máxima sobre la que se puede aplicar esta deducción asciende a 4000€, un importe que puede suponer un ahorro significativo para muchas pymes y grandes empresas que están valorando dar el paso hacia un futuro más verde y sostenible.
Es posible combinar deducciones fiscales con ayudas y subvenciones
En algunos casos, estas ventajas fiscales se pueden combinar con otras ayudas económicas y subvenciones directas, como las del programa MOVES III, gestionado por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) y coordinado por las comunidades autónomas. Esta compatibilidad entre deducciones y subvenciones hace que realizar la inversión inicial sea algo mucho más asequible y atractivo.
En definitiva, podemos decir que Instalar un cargador para coche eléctrico en tu empresa ya no es solo una cuestión de sostenibilidad o de responsabilidad ambiental. Hoy en día, también es una decisión económicamente inteligente y rentable. Gracias a las deducciones fiscales disponibles, esta inversión puede suponer un ahorro significativo en el Impuesto de Sociedades, además de mejorar la imagen de tu empresa y de ofrecer un servicio de valor tanto a tus empleados como a tus clientes, proveedores e inversores. En el entorno actual donde la movilidad está cambiando a pasos agigantados, adelantarse a esta transformación puede suponer una ventaja competitiva clara. Y si, además, por el camino, ayudas a frenar el cambio climático, el beneficio que obtienes es doble.