Hacer ejercicio a primera hora de la mañana ofrece una gran cantidad de beneficios, desde obtener un mayor aporte de energía para el resto del día, hasta mejorar el estado de ánimo e incluso la concentración y, por consiguiente, la productividad. Establecer hábitos saludables, como ir en bicicleta al trabajo, pueden ayudarte a aprovechar estos beneficios. Ahora bien, es importante mejorar la forma física de manera progresiva para poder llegar en condiciones con la bicicleta, y en este artículo queremos explicarte algunos trucos para que puedas conseguirlo sin problema. ¿Te animas?
Lo primero de todo, evalúa tu punto de partida
Antes de empezar, haz un pequeño diagnóstico de tu estado actual. ¿Tienes experiencia previa en bicicleta? ¿Haces ejercicio con frecuencia? ¿Cuántos kilómetros hay entre tu casa y tu trabajo? Esta valoración te ayudará a establecer objetivos realistas y planificar una progresión adecuada. Si llevas una vida sedentaria, lo ideal es comenzar poco a poco: con paseos cortos en bici durante el fin de semana o combinando tramos de bicicleta con transporte público. Aprovecha los fines de semana, así mismo, para practicar el recorrido hasta tu trabajo y revisar el tiempo que necesitas para llegar hasta allí y cómo lo haces.
La importancia de trabajar la resistencia
Si llevas mucho tiempo sin practicar ejercicio, lo normal es que tengas poca resistencia. Pero, tranquilo/a, ¡no pasa nada! Afortunadamente, la resistencia se puede mejorar con constancia y un buen entrenamiento. La importancia de trabajar la resistencia radica en que mejorarás tu rendimiento deportivo, además de tu salud general. Trabajar la resistencia te permitirá aumentar la capacidad del cuerpo para soportar actividades prolongadas, mejorar la salud cardiovascular, controlar el peso y fortalecer tus músculos, entre otras. Es bueno, así mismo, para prevenir lesiones e incluso para controlar enfermedades crónicas (por ejemplo, para mantener estables los niveles de azúcar en sangre, para la artritis o el dolor de espalda). Una forma estupenda de trabajar la resistencia es con una bicicleta indoor. Estas bicicletas, a diferencia de las bicicletas estáticas básicas, elevan la experiencia a un nivel superior y están diseñadas para simular una sensación de ciclismo muy realista sin necesidad de salir de casa, apto para ciclistas de todos los niveles y amantes del fitness.
Con modelos como la ZBike 2.0 de ZYCLE puedes, además, simular rutas o recorridos por diferentes puertos de montaña o incluso competir con otros ciclistas virtualmente gracias a que es compatible con los principales simuladores de ciclismo indoor, tal y como puedes ver en su web: https://zycle.eu/zbike/. Esta bicicleta ofrece la ventaja de trabajar con una resistencia magnética de última generación y un silencioso sistema de transmisión del movimiento con correas del tipo Poly-V, que te permiten hacer uso de ella en cualquier momento del día sin molestar a los vecinos. Además, su ajuste micrométrico de la altura del asiento y del manillar, junto al bastidor con V, facilita una configuración idónea para lograr la posición perfecta, tanto si eres hombre como mujer.
Haz ejercicios para ganar fuerza en las piernas
Ganar fuerza en las piernas con una bicicleta indoor es totalmente posible si se sigue una rutina estructurada centrada en la resistencia y la carga progresiva. A diferencia de los entrenamientos puramente cardiovasculares, trabajar la fuerza implica utilizar una mayor resistencia en el pedaleo, simulando cuestas o marchas pesadas. Para ello, se recomienda realizar sesiones en las que se alterne entre tramos de alta carga a baja cadencia (50-70 rpm) y fases de recuperación con menor resistencia. Los ejercicios en posición de pie, como los denominados “climbs” o subidas, activan intensamente los cuádriceps, glúteos e isquiotibiales. Además, entrenamientos tipo HIIT con intervalos de sprint a alta carga ayudan a desarrollar potencia muscular. Es fundamental mantener una buena postura para evitar sobrecargas y activar el core, lo que favorece una transmisión eficiente de la fuerza.
La constancia es clave: con 2 a 3 sesiones semanales bien planificadas se pueden notar mejoras significativas en pocas semanas. Complementar el entrenamiento con estiramientos y ejercicios de fuerza fuera de la bici (como sentadillas o zancadas) potenciará aún más los resultados. La bicicleta indoor, bien utilizada, es una herramienta muy eficaz para desarrollar fuerza en las piernas sin impacto articular y de forma segura.
Mejora tu técnica de pedaleo
Pedalear correctamente no es solo cuestión de dar vueltas a los pedales: una técnica depurada mejora el rendimiento, reduce el esfuerzo y previene molestias o lesiones. Lo primero es asegurarse de que la bicicleta esté bien ajustada a tu cuerpo. La altura del sillín debe permitir que, en el punto más bajo del pedaleo, la pierna quede casi extendida, sin bloquearse por completo. El manillar debe estar a una altura que te permita mantener la espalda recta o ligeramente inclinada, sin forzar el cuello ni los hombros. La posición de los pedales también influye: si usas calas, asegúrate de que la colocación favorezca una alineación natural de rodillas y tobillos.
Durante el pedaleo, procura mantener la espalda estable, los hombros relajados y el core (zona abdominal) ligeramente activado para aportar estabilidad. Una cadencia fluida y constante —idealmente entre 70 y 90 pedaladas por minuto— ayuda a mantener un esfuerzo sostenible y eficiente. Evita usar marchas muy duras que te obliguen a empujar con fuerza, ya que eso puede fatigar las rodillas y afectar la técnica. Trabajar una buena postura desde el principio convierte cada trayecto en bici en una experiencia más cómoda, segura y productiva para tu cuerpo.
Fortalece el tren inferior y el core
Aunque la bici parece un ejercicio “solo de piernas”, también necesitas una base fuerte en el abdomen, espalda baja y glúteos. Incluir ejercicios de fuerza como sentadillas, zancadas, elevaciones de talones (para los gemelos), planchas abdominales o bird-dogs te dará más estabilidad y potencia al pedalear. Con 2 sesiones semanales de 20 a 30 minutos puedes notar una mejora significativa en tu eficiencia sobre la bici y reducir el riesgo de molestias como dolor de rodillas o espalda.
Listo, ¡lánzate a la carretera!
Una vez que hayas mejorado tu condición estarás preparado/a para lanzarte a la carretera para ir al trabajo en bicicleta todos los días. Ten en cuenta que para los desplazamientos urbanos, lo ideal es que compres una bicicleta cómoda, con cambios para adaptarse a cuestas y llano, frenos fiables y neumáticos resistentes. Si el trayecto incluye muchas cuestas o es largo, una bicicleta eléctrica puede ser una opción interesante sin dejar de moverte. También es importante llevar un equipamiento básico: casco, luces, timbre, candado de seguridad y ropa cómoda o impermeable en caso de lluvia.