Uno de los gastos más importantes de una oficina es la calefacción. Con el único objetivo de ajustar gastos y así llegar mejor a fin de mes te vamos a mostrar una serie de consejos para que optimices la calefacción y así saques el máximo partido a la energía que se está consumiendo.
¿Por qué optimizar el sistema de calefacción?
En un primer momento realizar la optimización del sistema de calefacción puede parecer un gasto alto, pero realmente no lo es. Se ha demostrado que las oficinas que han optimizado correctamente la calefacción son oficinas que salen más económicas a la hora de mantenerlas a la temperatura adecuada.
Optimizar el sistema de calefacción no lo puede hacer cualquier persona, siempre tenemos que contar con el servicio técnico adecuado. Supongamos que tenemos una caldera Junkers y que estamos en Valencia. Solo tenemos que llamar al servicio técnico Junkers Valencia y el mismo examinará el sistema para dejarlo en óptimas condiciones. El gasto no será elevado y a cambio tendrás la seguridad de que el consumo energético será más bajo. Si comparas las facturas pasadas con las futuras podrás darte cuenta de que merece la pena.
10 consejos para optimizar la calefacción en una oficina
Además de la optimización del sistema de calefacción de la mano del servicio técnico adecuado, también puedes tomar una serie de medidas que te ayudarán a aprovechar al máximo el calor que sale de la caldera.
Aislamiento de la oficina: es el primer paso que tienes que dar si quieres evitar que el calor se escape y en consecuencia el gasto energético aumente de manera considerable. La factura del aislamiento puede parecer cara, pero la amortizaremos mes a mes con un consumo de energía mucho más bajo. Lo notarás rápidamente en la factura del gas o de la luz.
Purgar los radiadores: los expertos siempre recomiendan purgar al menos una vez al años los radiadores. Año tras año el circuito va acumulando aire y el mismo tiene que ser expulsado a través de la purgación de los radiadores. Este proceso es sencillo y se recomienda hacer al comenzar la época de calefacción. Si cuentas con radiadores automáticos este consejo te lo puedes saltar porque todo se hará de manera automática.
Instala paneles reflectantes: para que la emisión del calor se haga de una manera más efectiva y no se quede en la pared, puede ser una buena idea colocar por detrás de los radiadores unos paneles reflectantes. Son muy económicos y con eso se consigue que el calor sea emitido hacia la oficina. Algunos estudios han demostrado que pueden ser capaces de reducir el coste energético hasta en un 15%.
Termostatos eléctricos digitales: muchas oficinas no han dado el salto y siguen usando los típicos termostatos tradicionales de rueda. No son la mejor opción porque no son realistas en muchas ocasiones. Para mantener la temperatura perfecta y así conseguir los mejores resultados se recomienda controlar la temperatura con un termostato digital. Son muy económicos y tú mismo puedes cambiarlo. La ventaja es que son muy precisos y permiten programar la calefacción según las necesidades. Es otra manera de optimizar la calefacción y así reducir de manera importante el consumo energético.
Apaga la calefacción: no cometas el error de tener la calefacción todo el día encendida. Gracias al termostato digital te será fácil programar la calefacción a las horas en las cuales hay trabajadores en la oficina. Si en la zona donde te encuentras hace frío por la noche, puede ser una buena opción programarlo a una temperatura inferior cuando no hay nadie. Así la temperatura no baja demasiado y recuperar los grados adecuados para el horario laboral será más sencillo para la caldera.
Gradúa la temperatura: cada persona es un mundo. Es muy difícil graduar la temperatura de la oficina a gusto de todos. Seguro que te ha pasado en más de una ocasión que alguien tiene mucho calor y otro trabajador se queja de que hace frío. Se estima que la temperatura óptima se sitúa en los 20º aproximadamente. Cuantos más grados añadas, más potencia energética tendrás que tener y en consecuencia más cara te saldrá la factura. La temperatura tiene que ser agradable con manga larga, no con manga de tirante.
No tapes los radiadores: una costumbre muy común es la de que los trabajadores tapan los radiadores con ropa. Se suele hacer para secar la ropa si ha llovido o para tenerla caliente a la salida. El problema es que si tapamos los radiadores, no emiten el calor. Eso hace que haga falta más potencia y en consecuencia el consumo energético sea mucho más alto del esperado. Los radiadores siempre tienen que estar libres, tanto por eficacia como por seguridad.
Protege los tambores: en muchas ocasiones no nos solemos fijar en los tambores de las persianas. Pero si ponemos la mano, nos damos cuenta de que por ellos entra una gran cantidad de aire. Para aislarlos correctamente y evitar que se vaya mucho calor por los mismos lo mejor es asilarlos con poliestireno expandido. En la tienda seguro que te lo venden con el nombre de corchopán. Solo tienes que sellar todo bien y así tendrás muchas menos fugas de calor.
Ventilación adecuada: la ventilación es fundamental para eliminar posibles malos olores y renovar el aire. No importa si en la oficina hay uno o varios trabajadores, todos los días se tiene que ventilar. Cuando hablamos de ventilar, no hablamos de tener la ventana una hora abierta, hay que tenerla abierta el tiempo justo. Con un cuarto de hora más o menos puede ser suficiente para que el aire se renueve y los trabajadores puedan trabajar correctamente. Para evitar una fuga de calor importante, intenta realizar esa ventilación en las horas centrales del día. El objetivo es evitar que el cambio de aire provoque una bajada brusca de la temperatura. En ese caso, la caldera tendría que trabajar mucho para recuperar la temperatura que se ha perdido.
Estos consejos son muy sencillos pero permitirán a la empresa reducir el coste energético de manera importante. Solo hay que ponerlos en práctico y los resultados se comenzarán a ver en la siguiente factura.