El uso de vehículos eléctricos está creciendo a un ritmo constante. Cada vez más personas optan por esta opción más sostenible para moverse, y muchas empresas están empezando a adaptar sus infraestructuras para facilitar su uso entre la plantilla.
Una de las principales necesidades para los usuarios de coches eléctricos es la disponibilidad de puntos de carga. Por eso, cada vez más organizaciones se plantean la instalación de cargadores en sus oficinas, evitando demoras por la búsqueda de estaciones públicas y apostando por la integración de herramientas eco en su día a día.
Qué hace falta para poder instalar un punto de carga en una empresa
Instalar un punto de recarga para coches eléctricos en una empresa requiere seguir una serie de pasos y cumplir con ciertos requisitos técnicos, legales y organizativos.
Evaluación de la demanda
Antes de instalar un punto de carga, es fundamental conocer cuál es la demanda real dentro de la empresa. Saber qué parte de la plantilla haría uso de su coche eléctrico para ir y venir de la oficina es elemental para saber qué calibre debe tener la instalación y cuantificar la demanda de potencia.
Eso, además de ayudar a conocer una previsión del consumo estimado, ayudará a elegir el modelo de cargador adecuado para satisfacer el nivel de demanda diario.
Tipo de cargador
Existen diferentes tipos de cargadores según la potencia y la velocidad de carga:
- Carga lenta (hasta 3,7 kW): tarda varias horas. Puede ser útil si los vehículos van a estar estacionados mucho tiempo.
- Carga semirrápida (entre 7 y 22 kW): más adecuada para empresas, ya que permite cargar un coche en unas pocas horas.
- Carga rápida (a partir de 43 kW): permite cargar un coche en menos de una hora, pero requiere una mayor inversión y más potencia eléctrica.
De entre los cargadores de coches eléctricos para empresas más extendidos se encuentran los de woltio.com, que cuentan con una gama de cargadores inteligentes que llevan un paso más allá la experiencia de carga y que integran soluciones eficientes de seguridad y eficiencia.
Disponibilidad eléctrica
Uno de los aspectos técnicos más importantes es saber si la instalación eléctrica de la empresa puede soportar la carga. Es posible que se necesite aumentar la potencia contratada o adaptar la infraestructura eléctrica existente.
En algunos casos, será necesario realizar obras menores o mayores, dependiendo de la ubicación de los puntos de carga y la distancia al cuadro eléctrico principal. Para esto, es recomendable contar con un instalador autorizado que pueda evaluar la viabilidad del proyecto.
Permisos y normativa
La instalación debe cumplir con la normativa eléctrica vigente. En España, por ejemplo, debe seguir el Reglamento Electrotécnico de Baja Tensión (REBT). Además, si se trata de un aparcamiento comunitario o en un edificio compartido, es posible que se necesite la aprobación de la comunidad o el propietario del inmueble.
También hay que tener en cuenta posibles ordenanzas municipales, especialmente si los puntos de carga estarán en espacios visibles o públicos.
Coste e inversión
El precio de instalación de un punto de carga varía según el tipo de cargador, las características del lugar y si se requiere obra civil. Un punto de carga básico puede costar entre 1.000 y 2.500 euros, pero si se instalan varios puntos o se necesita carga rápida, el coste puede aumentar.
Además, hay que considerar el gasto en electricidad, el mantenimiento y, en algunos casos, los sistemas de gestión de carga que permiten controlar el uso de los puntos instalados.
Posibilidad de ayudas o subvenciones
En muchos países existen programas de ayudas públicas para fomentar la movilidad eléctrica. En España, por ejemplo, está el Plan MOVES, que ofrece subvenciones tanto para la compra de vehículos eléctricos como para la instalación de infraestructura de recarga.
Consultar si existen ayudas disponibles puede reducir de forma significativa la inversión necesaria.
Beneficios de contar con un cargador para coches eléctricos en empresas
Instalar puntos de recarga en una empresa no sólo es una forma de adaptarse a los cambios en movilidad. También puede aportar ventajas importantes tanto para la organización como para las personas que la integran. A continuación, se describen los principales beneficios:
Apuesta por la sostenibilidad
Contar con infraestructura de recarga refuerza el compromiso de la empresa con el medio ambiente. Promover el uso de vehículos eléctricos reduce las emisiones de gases contaminantes y mejora la imagen corporativa de la organización.
Muchas empresas ya incluyen medidas medioambientales en sus planes de responsabilidad social. Este tipo de iniciativas puede formar parte de esos objetivos.
Mejora permanente para empleados y visitantes
Disponer de cargadores en el aparcamiento de la empresa ofrece una ventaja directa para quienes ya tienen un coche eléctrico. Poder cargar el vehículo durante la jornada laboral es cómodo y útil. Esto puede contribuir a mejorar la satisfacción de los trabajadores y facilitar la transición a un transporte más limpio.
En el caso de empresas con clientes frecuentes o visitas regulares, también puede ser un valor añadido. Mientras duran las reuniones, pueden aprovechar para cargar sus vehículos.
En definitiva, la instalación de puntos de recarga para coches eléctricos en una empresa no es una tarea complicada, pero sí requiere planificación. Es fundamental evaluar las necesidades, contar con la asesoría técnica adecuada y cumplir con la normativa vigente. Aunque la inversión inicial puede ser importante, los beneficios a medio y largo plazo quedan compensados más que de sobra.
Además de adaptarse a un nuevo modelo de movilidad, las empresas que instalan cargadores eléctricos están apostando por la sostenibilidad, mejoran la experiencia de empleados y visitantes, y se preparan para un futuro en el que la energía limpia será cada vez más importante. Con la ayuda de profesionales y, si es posible, aprovechando las subvenciones disponibles, esta decisión puede ser un paso clave hacia la modernización y la responsabilidad ambiental.